Mitología griega: El Nacimiento del Día y la Noche

Del vacío surgieron las dos oscuridades: Erebus, la Oscuridad Subterránea, y Nix, la Noche.

Eros estaba presente cuando Nix y Erebus se amaron, y Nix dio a luz a sus radiantes y encantadores hijos: Éter, el Aire Superior, con su manto de raso azul celeste extendido en lo alto del firmamento; y su hermana Hémera, el Día, que sale del Tártaro para traernos la luz y vuelve a él en el crepúsculo para encontrarse con su madre en el otro extremo de su recorrido.
También de Nix surgieron muchas de las fuerzas oscuras y lóbregas que nos oprimen: fue quien nos dio el Hado y la Muerte, el Sueño y la Miseria, con la que ningún dios quería dormir. Como razón del desdén de los dioses por los hombres, concebió a Némesis, la diosa del castigo, que inspira a dioses y a mortales sentimientos de rencor cuando nuestros semejantes se comportan mal. La terrible Nix nos trajo las cosas de la vida que más maldecimos: la Vejez, el Engaño y Éride, la Discordia, de duro corazón, que a su vez engendró las Guerras y las Matanzas, el Fingimiento, la Discusión y la Blasfemia, que nos castiga cuando juramos en falso.