La presencia del mito en las constelaciones
La observación del cielo ha sido, desde tiempos muy antiguos, una práctica habitual. Las sociedades buscaban, en la disposición de las estrellas, un augurio favorable, un indicio para descifrar los misterios que ofrecía la naturaleza. El intento de dar una explicación a todo aquello que no entendían, hizo aparecer los mitos. El mito era una narración imaginaria, protagonizada por personajes de carácter divino o heroico, que intentaba dar una explicación no racional de la realidad. La incapacidad de hallar una explicación para el firmamento, hizo imaginar que las estrellas habían sido dispuestas por los dioses, formando figuras para inmortalizar a algunos personajes míticos.
A la hora de tratar el mito griego en las constelaciones debemos hacer referencia a tres aspectos esenciales:
- Las constelaciones son representadas por los antiguos como imágenes.
- La existencia del personaje representado se prolonga en el tiempo en virtud de su metamorfosis.
- Las constelaciones tienen una dimensión de objeto artístico.
Si tomamos como base algunos textos antiguos que han llegado hasta nosotros, como el poema "Fenómenos", del escritor griego Arato, veremos cómo nos dicen que fue Zeus el artífice de las figuras de las constelaciones. Las constelaciones son un conjunto de estrellas que, mediante trazos imaginarios sobre la superfície del cielo, forman un dibujo que evoca una determinada figura, como la de un animal o la de un personaje mitológico. Zeus, con su poder divino, "las señales en Urano hincó, distinguiendo constelaciones". El héroe pasa a ser transformado en constelación a manera de metamorfosis; es transladado a un ámbito de máxima altura y visibilidad, donde tiene un poder superior; es una metamorfosis en constelación entendida como apoteosis, como la concesión de la dignidad de dios a un héroe. Esta transfiguración en estrellas prolonga su existencia y lo establece en un determinado lugar en el cosmos. No es tanto un asunto de forma, sino de consistencia y ubicación: el cuerpo posee, aproximadamente, la misma fisonomía, pero la consistencia material es diferente; ahora son seres luminosos y sólidos. Tampoco podemos afirmar rotundamente que las constelaciones posean la calidad de fijación: es cierto que siempre se ubican en el mismo emplazamiento, pero llevan implícito una cierta movilidad. La forma del héroe constelado nos está narrando una historia: "al moverse en la otra parte Escorpión, huye Orión por los confines de la Tierra" (Arato, Fenómenos); "y a la Osa, que por el nombre Carro también la llaman, que está rodando allí mismo y que a Orión acecha" (Homero, Odisea). La disposición de las constelaciones en el cielo da lugar a una combinatoria entre personajes, una relación entre estrellas, que confiere movilidad a todo el cosmos.
Podemos rastrear en los textos el concepto de objeto artístico atribuído a las constelaciones: Homero, en la "Ilíada", se refiere a ellas como figuras; Platón, en la "República", nos transmite la imagen de un tejido maravilloso, dando a las constelaciones el nombre de bordados, y los relaciona con Dédalo, el artesano más excelente de la mitología griega. Podemos comparar la imagen de las constelaciones con las representaciones artísticas: en la cerámica de época geométrica, por ejemplo, vemos figuras de cuerpos que coinciden con la representación esquemática de las constelaciones. En cerámicas posteriores, podemos encontrar también la figura de algún cazador con su perro; representación que podríamos emular a la figura constelada de Orión.
Para entender mejor estos conceptos, haremos referencia al mito de dos personajes de la mitología griega que acabaron siendo constelados: Orión y Perseo. Del mito de Orión hay diversas versiones: una de ellas nos dice que era hijo de Euríale, hija del rey Minos de Creta, y de Posidón. Orión fue invitado por el rey Enopión para que diera caza y muerte a todos los animales salvajes de la isla de Quíos; a cambio, le ofrecía en matrimonio a su hija Mérope. Una vez terminada la tarea, Enopión retiró su oferta y Orión, furioso, violó a su hija. Como venganza por haber forzado a Mérope, lo hizo cegar. Más tarde, curado de su ceguera, se estableció en Creta, donde cazaba Artemis. La versión más difundida es que Orión intentó violar a la propia diosa, y ésta, encolerizada, le envió un escorpión que le picó el telón. Como recompensa, el escorpión fue transformado en constelación, así como Orión, que también fue elevado al firmamento para que constara su enorme condición física. Por este motivo, la constelación de Orión huye de la de Escorpión; cuando aparece Escorpión, Orión ya se encuentra lejos. La constelación de Orión aparece rodeada de su perro de caza, el Can Mayor -cuya estrella, Sirius, es la más brillante-, de la liebre, que escapa, de Tauro y de las Pléyades: "de las Pléyades montaraces no anda lejos Orión" (Píndaro, Nemea). Las Pléyades eran siete hermanas, hijas del gigante Atlas y de Pléyone, que fueron perseguidas por Orión durante cinco años, hasta que las transformaron en palomas. Zeus las acabó convirtiendo en estrellas, pero Orión, al ser finalmente metamorfoseado en constelación, las continúa persiguiendo eternamente por el firmamento.
Ocho personajes del mito de Perseo fueron transladados en constelaciones: el mismo Perseo, la Gorgona, Andrómeda y sus padres -Cefeo y Casiopea-, Pegaso, Corona y Peteo. La escena más popular es la lucha de Perseo, el héroe por excelencia, con la Gorgona: "Perseo mutiló la cabeza de Medusa, que Atenea se puso sobre su propio pecho, y a Perseo le hizo un sitio entre las constelaciones, donde puede ser contemplado también con la cabeza de Gorgona" (Eratóstenes, Transformaciones en estrellas). El episodio de Andrómeda también es digno de mención: su madre, Casiopea, provocó la ira de las Nereidas, pues tuvo la audacia de compararse con ellas en belleza. Las Nereidas hicieron que Poseidón enviara un monstruo marino, y la única manera de librarse de él era sacrificando a su hija Andrómeda. Encadenada en una roca para ser devorada, Perseo la liberó, acabando así con el monstruo marino. Poseidón se apiadó de Cefeo y Casiopea y los convirtió en constelaciones. Cuando Andrómeda murió, Atena también la colocó en el firmamento, metamorfoseada en estrellas, junto a sus padres.
Podemos rastrear en los textos el concepto de objeto artístico atribuído a las constelaciones: Homero, en la "Ilíada", se refiere a ellas como figuras; Platón, en la "República", nos transmite la imagen de un tejido maravilloso, dando a las constelaciones el nombre de bordados, y los relaciona con Dédalo, el artesano más excelente de la mitología griega. Podemos comparar la imagen de las constelaciones con las representaciones artísticas: en la cerámica de época geométrica, por ejemplo, vemos figuras de cuerpos que coinciden con la representación esquemática de las constelaciones. En cerámicas posteriores, podemos encontrar también la figura de algún cazador con su perro; representación que podríamos emular a la figura constelada de Orión.
Para entender mejor estos conceptos, haremos referencia al mito de dos personajes de la mitología griega que acabaron siendo constelados: Orión y Perseo. Del mito de Orión hay diversas versiones: una de ellas nos dice que era hijo de Euríale, hija del rey Minos de Creta, y de Posidón. Orión fue invitado por el rey Enopión para que diera caza y muerte a todos los animales salvajes de la isla de Quíos; a cambio, le ofrecía en matrimonio a su hija Mérope. Una vez terminada la tarea, Enopión retiró su oferta y Orión, furioso, violó a su hija. Como venganza por haber forzado a Mérope, lo hizo cegar. Más tarde, curado de su ceguera, se estableció en Creta, donde cazaba Artemis. La versión más difundida es que Orión intentó violar a la propia diosa, y ésta, encolerizada, le envió un escorpión que le picó el telón. Como recompensa, el escorpión fue transformado en constelación, así como Orión, que también fue elevado al firmamento para que constara su enorme condición física. Por este motivo, la constelación de Orión huye de la de Escorpión; cuando aparece Escorpión, Orión ya se encuentra lejos. La constelación de Orión aparece rodeada de su perro de caza, el Can Mayor -cuya estrella, Sirius, es la más brillante-, de la liebre, que escapa, de Tauro y de las Pléyades: "de las Pléyades montaraces no anda lejos Orión" (Píndaro, Nemea). Las Pléyades eran siete hermanas, hijas del gigante Atlas y de Pléyone, que fueron perseguidas por Orión durante cinco años, hasta que las transformaron en palomas. Zeus las acabó convirtiendo en estrellas, pero Orión, al ser finalmente metamorfoseado en constelación, las continúa persiguiendo eternamente por el firmamento.
Ocho personajes del mito de Perseo fueron transladados en constelaciones: el mismo Perseo, la Gorgona, Andrómeda y sus padres -Cefeo y Casiopea-, Pegaso, Corona y Peteo. La escena más popular es la lucha de Perseo, el héroe por excelencia, con la Gorgona: "Perseo mutiló la cabeza de Medusa, que Atenea se puso sobre su propio pecho, y a Perseo le hizo un sitio entre las constelaciones, donde puede ser contemplado también con la cabeza de Gorgona" (Eratóstenes, Transformaciones en estrellas). El episodio de Andrómeda también es digno de mención: su madre, Casiopea, provocó la ira de las Nereidas, pues tuvo la audacia de compararse con ellas en belleza. Las Nereidas hicieron que Poseidón enviara un monstruo marino, y la única manera de librarse de él era sacrificando a su hija Andrómeda. Encadenada en una roca para ser devorada, Perseo la liberó, acabando así con el monstruo marino. Poseidón se apiadó de Cefeo y Casiopea y los convirtió en constelaciones. Cuando Andrómeda murió, Atena también la colocó en el firmamento, metamorfoseada en estrellas, junto a sus padres.
Andrómeda
Odilon Redon - Andrómeda (1912) [Arkansas Art Center]
Gustave Doré - Andrómeda (1869) [Colección privada]
Gustave Doré - Andrómeda (1869) [Colección privada]
Edward Poynter - Andrómeda (1869) [Colección privada]
Rembrandt - Andrómeda (1630) [Royal Picture Gallery Mauritshuis]
Rembrandt - Andrómeda (1630) [Royal Picture Gallery Mauritshuis]
Rubens - Andrómeda (1638) [Staatliche Museen, Berlin]
Frederic Lord Leighton - Andrómeda (1891)
Frederic Lord Leighton - Andrómeda (1891)
Perseo y Andrómeda
Anton Raphael Mengs - Perseo y Andrómeda (1779) [The Hermitage]
Bernardino Cesari - Perseo y Andrómeda (1640) [Metropolitan]
Bernardino Cesari - Perseo y Andrómeda (1640) [Metropolitan]
Charles Napier Kennedy - Perseo y Andrómeda (1890) [Colección privada]
Théodore Chassériau - Andrómeda encadenada por las Nereidas (1840) [Louvre]
Théodore Chassériau - Andrómeda encadenada por las Nereidas (1840) [Louvre]
François Le Moyne - Perseo y Andrómeda (1723) [Wallace Collection]
Edward Burne-Jones - The Doom Fulfilled (1888) [Staatsgallerie, Stuttgart]
Edward Burne-Jones - The Doom Fulfilled (1888) [Staatsgallerie, Stuttgart]
Gustave Moreau - Perseo y Andrómeda (1869) [Colección privada]
Henri-Pierre Picou - Andrómeda (1874) [Dahesh Museum of Art]
Henri-Pierre Picou - Andrómeda (1874) [Dahesh Museum of Art]
Joachim Wtewael - Perseo y Andrómeda (1611) [Louvre]
Pier Francesco Morazzone - Perseo y Andrómeda (1610) [Galleria degli Uffizi]
Pier Francesco Morazzone - Perseo y Andrómeda (1610) [Galleria degli Uffizi]
Rubens - Perseo liberando a Andrómeda (1640) [Museo del Prado]
Tiepolo - Perseo y Andrómeda (1730) [The Frick Collection]
Tiepolo - Perseo y Andrómeda (1730) [The Frick Collection]
2 comentarios:
Nunca había visto un recopilatorio de imágenes de Andrómeda tan extenso, son todas obras bellísimas.
Me ha gustado mucho, gracias :-)
Besotes pintorescos.
Muchas gracias por tu comentario, Babel :)
Siempre me ha gustado comparar pinturas sobre un mismo tema; este de Andrómeda es muy conocido y aún existen muchas más pinturas sobre ella que no he puesto. De todas maneras, pienso que he hecho una selección bastante amplia, jeje.
¡Hasta otra! :)
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