Miguel Ángel en San Pedro del Vaticano
San Pedro del Vaticano, como sede de la cristiandad, ha sufrido serias modificaciones a lo largo de los años, con la finalidad de convertirlo en el edificio más representativo y suntuoso del arte sacro católico. En 1503, cuando el Papa Julio II accedió al trono pontificio, insistió en abordar un ambicioso plan artístico, consistente en modificar la antigua basílica constantiniana para levantar un gran templo con cúpula.
El arquitecto que diseñó el primer plan fue Bramante; su proyecto consistía en una planta de cruz griega centralizada rematada por cinco cúpulas y cuatro torres. No obstante, poco tiempo después, Bramante moría dejando inconclusa la obra. Su sucesor, Rafael, presentó un planteamiento totalmente diferente, basado en una estructura con planta de cruz latina, dividida en tres naves, tres ábsides con deambulatorio, y un nártex de entrada. Esta nueva propuesta no llegaría a llevarse a cabo, pues Rafael moría en 1520, cinco años después de entregar los planos de la obra. El siguiente sucesor, Antonio da Sangallo el Joven, continuó el proyecto de Bramante, aunque con modificaciones; la incorporación de un nuevo cuerpo de entrada, más alargado, eliminaba el concepto de planta de cruz griega centralizada, y mantenía los ábsides con deambulatorio. A su muerte, en 1546, le sucedió Miguel Ángel, partidario del diseño centralizado de Bramante, el cual continuó y añadió una fabulosa cúpula, hecha por él -y terminada por Giacomo della Porta-. Ya en el siglo XVII, bajo el papado de Pablo V, se ordenó el retorno a la planta de cruz latina, cosa que ampliaba considerablemente el espacio utilizado hasta ahora; su arquitecto, Carlo Maderno, diseñó una nave longitudinal tripartita y una fachada horizontal -para que ésta no impidiera la visión de la magnífica cúpula miguelangelesca, pues con el alargamiento de la iglesia había quedado desplazada-, tal y como la podemos observar hoy en día. El proyecto se completó con la columnata oval de Bernini.
Como curiosidad, os pongo una carta que Miguel Ángel envió a Bartolomeo Ferratino, obispo y canónico de San Pedro, con la intención de informarle de sus ideas acerca de este proyecto:
"Miguel Ángel en Roma
a Bartolomeo Ferratino en Roma
Finales de 1546 o comienzos de 1547
Sobre la fábrica.
Messer Bartolomeo, querido amigo, no se puede negar que Bramante no fuese excelente entre los que han profesado la arquitectura desde la Antigüedad hasta aquí. Él realizó el primer plan de San Pedro, no lleno de confusión sino claro y preciso, luminosa y despejada de los alrededores, de modo que no molestaba en nada a ningún edificio del Palacio, y fue considerada bella, como todavía es manifiesto. Y me parece que quien se ha desviado del dicho orden de Bramante, como ha hecho Antonio da Sangallo, se ha desviado de la verdad, y que es así, quien lo mira con ojos no partidistas, lo puede ver su modelo. Éste, con ese círculo que hace por fuera, lo primero es que quita toda la luz a la planta de Bramante, y no sólo eso, sino que tampoco permite nuevas entradas de luz en su parte, y tantos escondites crea arriba y abajo, y tan oscuros, que ofrece una gran oportunidad para infinitos crímenes: como esconder secretamente a bandidos, hacer moneda falsa, violar monjas y otras canalladas, de modo que al caer la tarde, cuadno dicha iglesia se cerrase, se necesitarían veinticinco hombres para buscar a quienes se quedasen escondidos dentro, y con mucho trabajo los encontrarían, tal y como está planteada. Y además habría otro inconveniente, que con la circunferencia añadida, que en el modelo se sale de la composición de Bramante, sería forzoso derribar la capilla de Pablo, las estancias de los portadores del Sello, la del Tribunal de la Rota, y muchas más, la capilla de Sixto, creo, no saldría ilesa".
Planta de Bramante
Planta de Rafael
Planta de Miguel Ángel
Planta de Carlo Maderno
Para más información:
Autor: Miguel Ángel Buonarroti
Título: Cartas
Editorial: Alianza
Colección: Arte
Páginas: 320
Precio: 8.00€
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