John Keats - La Belle Dame Sans Merci
"La bella dama sin compasión" es una balada del poeta romántico
John Keats (1795-1821). Describe el encuentro de un caballero con una misteriosa mujer, surgida de la insondable y profunda naturaleza; una naturaleza cautivadora, fascinante, que le atrae peligrosamente. El sentimiento, la seducción, la angustia... y, al final, la adversidad, la tristeza.
Esta balada inspiró a muchos pintores prerrafaelitas y a sus seguidores, como John William Waterhouse, Frank Dicksee, Arthur Hughes, Walter Crane o Frank Cadogan Cowper:
Frank Dicksee - La Belle Dame Sans Merci (1902)Walter Crane - La Belle Dame Sans Merci (1865) Arthur Hughes - La Belle Dame Sans Merci (1863)
John William Waterhouse - La Belle Dame Sans Merci (1893)
Frank Cadogan Cowper - La Belle Dame Sans Merci (1926)
¿Qué puede afligirte, caballero andante,
solitario y pálido vagabundo?
Las juncias están marchitas en el lago
y ningún pájaro canta.
¿Qué te aflige, caballero andante,
tan macilento y tan apenado?
El granero de la ardilla está lleno
y la cosecha recogida.
Veo un lirio en tu frente
humedecido de angustia y del rocÃo de la fiebre
y en tu mejilla una pálida rosa
se marchitó de prisa también.
Encontré a una dama en los campos
muy hermosa... como doncella de un cuento,
su cabello era largo, sus pies ligeros
y sus ojos salvajes.
Tejà una corona para su cabeza
y también brazaletes, y un fragante ceñidor,
me miró como si amara,
y dejó escapar una dulce queja.
La coloqué en mi corcel al paso
y nada más vi en aquel dÃa,
porque inclinada a un lado, cantaba
una canción de hadas.
Me encontró raÃces de dulce sabor,
miel silvestre y rocÃo de maná,
y con seguridad en una extraña lengua dijo
¡verdaderamente te amo!
Me llevó a su gruta de duendes
y allà lloró y suspiró con sentimiento,
y allà cerré sus muy desencajados ojos
con cuatro besos.
Y allà me arrulló hasta quedar dormido,
y allà soñé... ¡Ah! ¡el dolor lo presagia!
el último sueño que jamás soñé
en la frÃa ladera de la colina.
Vi pálidos reyes y también pálidas princesas,
pálidos guerreros, palidez mortal tenÃan todos,
Gritaban -"La Belle Dame sans Merci"
te ha esclavizado!
Vi sus hambrientos labios en la oscuridad
avisando horrorizados y muy abiertos
hasta que desperté y me encontré aquÃ
en la frÃa ladera de la colina.
Y esta es la razón por la que permanezco aquÃ
solitario y pálido vagabundo,
aunque las juncias estén marchitas en el lago
y ningún pájaro cante.
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