Pissarro: humilde y colosal. Retrospectiva
Pissarro |
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Del 16 de octubre de 2013 al 26 de enero de 2014
CaixaForum (Barcelona)
La primera exposición antológica en Barcelona de Camille Pissarro (1830-1903). Sus escenas rurales, que fueron escuela para tan célebres nombres como Gauguin, Cézanne o Van Gogh, son el eje de esta muestra, que se propone restaurar la reputación de Pissarro no solo como el primer impresionista sino también como maestro de los pioneros del arte moderno.
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Pissarro. Figura central del grupo impresionista. Paternal, delicado, emotivo, precioso. Uno de mis pintores favoritos. Emociona su paleta colorida, brillante, de trazos simples y vigorosos, llenos de fuerza y sensibilidad. Pissarro transmite un sentimiento de paz interior; de sosiego, de sencillez y recogimiento. Cuando contemplamos sus obras, nos invade también la nostalgia, y una cierta melancolía por la tranquilidad que inunda sus paisajes. Me imagino algunos de ellos como el paraíso perdido. ¿Pero sabéis qué es lo que también hace de Pissarro un pintor fenomenal? Elevó a la categoría de arte la vida cotidiana de los pueblos rurales cercanos a París. La convirtió en el tema central de sus pinturas. Y no sólo eso: consiguió que nos emocionaran. Un tema tan banal para la mayoría, hasta entonces poco tratado en la historia del arte, que escandalizó a las clases altas de la sociedad. Por suerte, no provocó el rechazo de todos los parisinos. A ellos debemos darles las gracias por haber conservado semejantes tesoros. Unas obras maestras que nos deleitan la vista y nos acompañan en nuestro camino. El camino de la vida. Para Pissarro, el camino era muy importante. Lo utilizaba, en la mayoría de los casos, para dar profundidad y dinamismo al paisaje e invitar al espectador a seguirlo: caminos sinuosos, horizontales o paralelos al lienzo, con desvíos. Como dice Guillermo Solana -comisario de la exposición-, algunos caminos se organizaban como una narración; algunos otros brotaban en libertad. Sus escenas, ya sean rurales o urbanas, siempre transcurren en el camino, o cerca de él.
Pissarro fue el redactor de la carta fundacional del Impresionismo y el único que participó en sus ocho exposiciones colectivas. Su figura, sin embargo, quedó eclipsada por otros pintores que obtuvieron un mayor reconocimiento, como Claude Monet o Pierre-Auguste Renoir. Ahora, por primera vez en España, se ha organizado una exposición monográfica sobre Camille Pissarro (1830-1903). Hasta el 15 de septiembre, estuvo en el museo Thyssen de Madrid. Y ahora se presenta en el CaixaForum de Barcelona hasta el 26 de enero de 2014. Os aconsejo visitarla. A través de sesenta pinturas, podréis disfrutar y conocer la vida y la obra de un pintor memorable, que influyó a artistas de la talla de Cézanne y Gauguin. En su formación pictórica, Pissarro tuvo en cuenta a la Escuela de Barbizon, un movimiento pictórico surgido cerca del bosque de Fontainebleau e integrado por Corot, Daubigny, Rousseau o Courbet, entre otros. Cuando estalló la guerra franco-prusiana en 1870, viajó a Londres, donde se reunió con Monet y aprendió de la escuela paisajística inglesa, principalmente de Turner y Constable. A partir de 1884, conoció a Signac y Seurat, pioneros de la técnica puntillista o neoimpresionista. Pissarro intentó incorporar esta nueva técnica en sus pinturas, pero poco tiempo después volvió a su método inicial. Todas estas influencias marcaron la pintura de Pissarro y pueden verse perfectamente en la exposición. Se unen vida y paisaje. Y lo más importante: modernidad y clasicismo. Sus escenas rurales nos remiten a un mundo tradicional; sus escenas urbanas nos muestran, con todo su esplendor, el progreso industrial.
Para comprender un poco más la figura de Pissarro, os he traído una pequeña muestra de la exposición de manera estructurada, tal y como la veréis si vais a visitarla. Los textos los he extraido de los folletos informativos y los he acompañado con algunas de las pinturas que más me gustan. Si la habéis visto, ¿qué os ha parecido? Estoy segura de que no os habrá dejado indiferentes. Se sale de allí renovado e inspirado. Con la sensación de haber vivido un momento mágico y fascinante.
Para comprender un poco más la figura de Pissarro, os he traído una pequeña muestra de la exposición de manera estructurada, tal y como la veréis si vais a visitarla. Los textos los he extraido de los folletos informativos y los he acompañado con algunas de las pinturas que más me gustan. Si la habéis visto, ¿qué os ha parecido? Estoy segura de que no os habrá dejado indiferentes. Se sale de allí renovado e inspirado. Con la sensación de haber vivido un momento mágico y fascinante.
La paleta del artista con paisaje (1878)
[Sterling and Francine Clark Institute]
Humilde y colosal, como le llamó su amigo Cézanne, Camille Pissarro (1830-1903) es quizá la figura fundamental del impresionismo y al mismo tiempo la menos reconocida de ese movimiento. Como mentor del grupo, en 1873 redactó los estatutos de la cooperativa de artistas que iniciaría las exposiciones impresionistas, y fue el único pintor que participó en todas ellas, desde 1874 hasta 1886. Pero la carrera de Pissarro sería eclipsada por el inmenso éxito de su amigo Monet. Esta primera retrospectiva del artista en España está centrada en el paisaje, tanto rural como urbano, el género abrumadoramente dominante en la producción de Pissarro. La muestra, que presenta 79 óleos, se articula cronológicamente en función de los lugares donde residió y que inspiraron su pintura, como Louveciennes, Pontoise y Éragny. Las dos últimas salas de la exposición están dedicadas a los paisajes urbanos que pintó en la década final de su vida: sus numerosas vistas de París y Londres, Ruán, Dieppe y El Havre.
ANTES DEL IMPRESIONISMO
En 1857, Pissarro conoce a Corot, que imparte clases informales a un pequeño grupo de alumnos a quienes recomienda salir a pintar al aire libre. Hacia la misma época se inscribe en la Académie Suisse, donde conocerá a Monet y Cézanne. En esta primera sala se muestran algunos ejemplos tempranos de su pintura al natural en lugares próximos a París, como Orillas del Marne (1864), una obra emparentada con la Escuela de Barbizon en la que se refleja la influencia de Corot, Courbet y Daubigny.
Orillas del Marne (1864)
[Glasgow Museums]
LOUVECIENNES - LONDRES - LOUVECIENNES
1869-1872
En la primavera de 1869, Pissarro se instala en Louveciennes, donde trabajará con Monet y junto al que forjará el nuevo estilo impresionista. Un año más tarde, al estallar la guerra franco-prusiana, Camille huye de su casa y acaba refugiándose en Londres al igual que otros artistas. En la capital británica, Daubigny le presenta a su futuro marchante Paul Durand-Ruel, y frecuenta a Monet, con quien visita museos donde contempla obras de Turner y Constable. Es un momento decisivo cuya impronta queda patente en lienzos como Dulwich College (1871).
Camino de Versalles, Louveciennes, sol de invierno y nieve (1870)
[Museo Thyssen-Bornemisza]
El bosque de Marly (1871)
[Museo Thyssen-Bornemisza]
Dulwich College (1871)
[Colección privada]
RETORNO A PONTOISE
1872-1882
Una vez de vuelta en Francia, el pintor y su numerosa familia residirán en Pontoise durante una larga temporada, caracterizada por constantes dificultades económicas (la venta de sus obras es muy limitada y el artista depende todavía de su madre). Este pueblo cercano a París, en las riberas del río Oise, ofrece a Pissarro un escenario donde se mezclan rasgos puramente rurales con un incipiente desarrollo industrial. Ambos componentes se reflejan en su obra de este periodo.
Entre 1872 y 1874, Pissarro trabaja junto a Cézanne en el área de Pontoise. La influencia entre ambos pintores es recíproca, ya que los dos buscan un nuevo concepto de espacio en sus composiciones yuxtaponiendo bloques de pintura que aislados son casi abstractos, pero que cuando se ven en relación uno con otro poseen formas reconocibles. Un ejemplo de ello es El camino en cuesta de la Côte-du-Jalet (1875).
Entre 1872 y 1874, Pissarro trabaja junto a Cézanne en el área de Pontoise. La influencia entre ambos pintores es recíproca, ya que los dos buscan un nuevo concepto de espacio en sus composiciones yuxtaponiendo bloques de pintura que aislados son casi abstractos, pero que cuando se ven en relación uno con otro poseen formas reconocibles. Un ejemplo de ello es El camino en cuesta de la Côte-du-Jalet (1875).
Campo de coles, Pontoise (1873)
[Museo Thyssen-Bornemisza]
El camino de Énnery (1874)
[Musée d'Orsay]
LOS CAMPOS DE ÉRAGNY
1884-1903
A partir de 1884, la localidad rural de Éragny-sur-Epte, a dos horas de París, será el último lugar de residencia permanente de Pissarro. Allí su pintura se concentrará en los huertos y prados adyacentes a su casa, con los árboles frutales como principales protagonistas. En 1885, los jóvenes pintores Seurat y Signac, simpatizantes del movimiento anarquista como Pissarro, crean un nuevo método para prolongar la investigación impresionista. Su deseo de renovación le conducirá a experimentar con el neoimpresionismo o puntillismo, que no obstante terminará abandonando hacia 1890.
El huerto en Éragny (1896)
[Museo Thyssen-Bornemisza]
Prados de Éragny, el manzano (1894)
[Museo Thyssen-Bornemisza]
EN LAS CIUDADES
Durante los años de Éragny, como para compensar su creciente aislamiento campestre, el artista se concentrará cada vez más en el paisaje urbano. Las dos últimas salas de la exposición recogen las vistas de París, Londres, Ruán, Dieppe y El Havre que realizó en la última década de su vida, coincidiendo con el momento en que por fin empieza a disfrutar el éxito comercial. A partir de 1891, a causa de una enfermedad ocular, Pissarro no puede trabajar mucho tiempo fuera de casa y se ve obligado a pintar desde la ventana de su estudio o de las habitaciones de hoteles, realizando fascinantes series de París a vista de pájaro: la Avenue de l'Opéra, el Boulevard Montmartre, el Louvre y el Jardín de las Tullerías, entre otras. Junto a este nuevo interés por la capital, Pissarro dedicará su obra más tardía a las ciudades portuarias de Normandía. Durante sus cuatro estancias en Ruán plasma numerosas vistas de los puentes. Atraído por la efervescencia y actividad de los puertos, con más de setenta años viajará puntualmente a Dieppe y El Havre para pintar escenas de la modernidad.
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