ParÃs: DÃa 2
Tras recuperarnos del cansancio del dÃa anterior, nos levantamos con fuerzas para llegar temprano a nuestro próximo destino: Versalles. Decenas de autobuses y grupos escolares se amontonaban en la entrada principal. El dÃa acompañaba a la perfección; un sol radiante iluminaba el palacio y los jardines, otorgándoles un aspecto esplendoroso y colorido, tal y como deberÃa haber sido antaño, con los lujos de la Corte y el ajetreo de los miles de empleados. La visita comprendÃa las estancias principales del palacio: las habitaciones del rey y de la reina, suntuosamente decoradas -o recargadas, según el gusto de cada turista-; la capilla, dedicada a San Luis; la GalerÃa de los Espejos -uno de los principales atractivos del palacio-; y diversas salas y estancias dedicadas a la exhibición de lienzos, esculturas, cerámicas de lujo, porcelanas, candelabros o relojes de oro, de las cuales sobresale la dedicada a los cuadros napoleónicos -especialmente los realizados por el magnÃfico Horace Vernet-.
Como el tiempo apremiaba, decidimos subirnos a un mini tren que recorrÃa la parte más exterior de los jardines. Hace unos años ya habÃa paseado por el Gran Canal, asà que esta vez me apetecÃa ver por fuera los "pequeños" palacios que el rey y la reina tenÃan en las afueras: el Petit y el Grand Trianon.
Versalles - Palacio exterior
Versalles - Grand Trianon
Versalles - Grand Trianon
De vuelta a ParÃs, y antes de hacer una parada para comer, visitamos la antigua basÃlica de Saint Denis -de estilo gótico-, panteón de los reyes y reinas de Francia, desde Dagoberto I (603-639) hasta Luis XVIII (1755-1824). Lugar de visita obligada, no sólo por su arquitectura, sino también por la rica escultura de sus tumbas y sus coloridos ventanales. Alexandre Dumas le dedicó un relato, recopilado por Valdemar en "Las tumbas de Saint-Denis y otros relatos de terror".
Saint Denis - Tumbas
Por la tarde tocó otra visita obligada: Montmartre. Barrio de artistas, de calles estrechas y empedradas, de ateliers, de cafés, de cabarets y de tiendas turÃsticas, está situado en una ubicación privilegiada para poder contemplar buena parte de la ciudad desde arriba. El Moulin de la Galette, antigua sala de baile ubicada a poca distancia del Sacre Coeur, era uno de los principales atractivos de ParÃs a inicios del siglo XX: fue pintada por artistas como Renoir, Tolouse-Lautrec, Picasso, Van Gogh, Casas, Rusiñol o Utrillo, entre otros.
La construcción de la basÃlica del Sagrado Corazón (Sacre Coeur), en lo alto de la colina, se inició en 1875. Inspirada por la arquitectura bizantina, se consagró poco después de la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, sigue siendo uno de los edificios religiosos más visitados de la capital, principalmente por su privilegiada ubicación.
La construcción de la basÃlica del Sagrado Corazón (Sacre Coeur), en lo alto de la colina, se inició en 1875. Inspirada por la arquitectura bizantina, se consagró poco después de la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, sigue siendo uno de los edificios religiosos más visitados de la capital, principalmente por su privilegiada ubicación.
Montmartre - Vista de ParÃs desde el Sacre Coeur
De noche, y ya de vuelta a los alrededores de las TullerÃas, dimos un paseo por los Champs Elysées, desde la Plaza de la Concorde hasta el Arco de Triunfo, desde el cual contemplamos la larga avenida. Finalmente, para terminar el dÃa, nos dio tiempo a recorrer el Sena con uno de los barcos "Bateaux Mouches" y subir hasta el último piso de la Torre Eiffel para ver el magnÃfico espectáculo nocturno.
ParÃs: DÃa 1
Exposición: Turner et ses peintres
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