El Duomo de Milán, un recorrido en imágenes

5/05/2013 Beldz 3 Comments


Cuando hice mi crónica de los dos días que pasé en Milán, os dije que dedicaría una entrada especial al Duomo. He tardado un poco, ¡pero aquí la tenéis! De todas las catedrales que he visto, la de Milán es, sin duda, una de mis favoritas (junto a la de Saint-Denis de París). Quizá me gustó tanto porque el visitante tiene la posibilidad de subir a las terrazas, desde donde se puede contemplar la catedral de una manera privilegiada. Os aseguro que es una experiencia increíble estar rodeada de pináculos, agujas, estatuas, gárgolas, capiteles, ventanas con preciosas tracerías... Y cuando estás allí, te preguntas cómo fue posible construir esta maravilla arquitectónica en una época en que no existían los mismos recursos que ahora. O cómo fue posible este derroche de imaginación y fantasía. Es una lástima que estuviera en obras el punto más alto de la catedral, donde se alza la Madonnina, una estatua de cobre dorado realizada por Giuseppe Perego en 1774. También es preciso destacar que su construcción se prolongó a lo largo de los siglos. Empezaron en el siglo XIV, pero no fue hasta el siglo XIX que se completó: la fachada, dividida en cinco partes, se terminó en 1814. Es por eso que la catedral presenta una mezcla de estilos: predomina el gótico y el neogótico, pero también tiene toques renacentistas y barrocos.

La catedral de Milán, con sus 157 metros de longitud y un espacio para más de 40.000 personas en su interior, es una de las catedrales católicas más grandes del mundo, la segunda de Italia después de la basílica de San Pedro en Roma. Tiene cinco naves, una central y dos laterales por cada lado. El lugar donde se alza, ahora en el corazón de la ciudad de Milán, estuvo ocupado desde el siglo V por la basílica de San Ambrosio. Luego, en el año 836, se le agregó la basílica de Santa Tecla, pero en 1075 ambos edificios fueron destruidos por un incendio y se emprendió, en 1386, la construcción del Duomo, de ladrillo revestido de mármol de Candoglia -de un precioso blanco con tonalidades rosadas-. Su interior, en cambio, presenta un mármol más oscurecido, con largas columnas rematadas por grandes capiteles decorados con estatuas. De hecho, en toda la catedral hay un total de 3400 estatuas, 96 gárgolas y 135 agujas, encima de las cuales también se alzan estatuas diversas. Las puertas de acceso son dignas de mención: son cinco grandes puertas de bronce decoradas con relieves que narran algunos de los episodios centrales de la Biblia, como la pasión de Cristo o la vida de la Virgen. Son tremendamente espectaculares.

No os quiero abrumar con más datos. Más o menos ya nos hemos hecho a la idea de la importancia que tiene la catedral de Milán a nivel artístico. Así que os dejo con algunas de las fotografías más bonitas que hice. ¡Espero que os gusten!






















3 comentarios:

Jolan dijo...

Impresionante! No hay otra palabra.

Raistlin dijo...

Wow, absolutamente impresionante, desde luego. Como dice Jolan, no hay otra palabra más acertada para describirla.

Bien merece una visita, desde luego.

Beldz dijo...

Me alegro de que os hayan gustado las imágenes :)

Es que es imposible describir lo que uno siente cuando se encuentra ante semejante edificio arquitectónico. Como todo el arte, se tiene que ver para experimentar ese sentimiento estético.