Nastagio degli Onesti: De Boccaccio a Botticelli (II)
Significado de la obra
La novella de Nastagio degli Onesti contiene una clara moralina final a modo de ejemplo: las mujeres no pueden negarse nunca a las pretensiones de aquellos que las cortejan; deben desterrar toda crueldad de sus corazones porque, si no lo hacen, serán castigadas. Aunque es una historia de amor cortés con final feliz, Boccaccio deja claro, al finalizar el relato, que sólo Nastagio vivió feliz tras la boda. Este hecho demuestra claramente cómo estaban de sometidas las mujeres a finales de la época medieval y del Renacimiento: la esposa estaba siempre obligada a acceder a las peticiones de su marido, a complacerlo en todo lo que él le pidiera y a someterse a los dictados de su familia. Precisamente, los cuadros de Botticelli servirÃan para reforzar este mensaje: simbolizarÃan el matrimonio y "asegurarÃan la sumisión de Lucrezia a su marido y a las exigencias de la familia de éste". No es de extrañar que este tema tuviera una cierta popularidad durante el Quattrocento como decoración de cabeceras de cama o arcones nupciales -tema que ya explicaré más adelante-. Hay una clara utilización moral de la novella como enseñanza a los jóvenes esposos y, sobre todo, a la mujer, que debÃa quedarle claro que ahora estaba sometida a su marido. El cumplimiento, por parte de ella, de las obligaciones del matrimonio, queda reforzada en las pinturas de Botticelli -más que en el relato de Boccaccio- por la extrema violencia que aparece en ellas. De esta manera, se aseguraba, por el temor de la mujer, garantizar "la constancia y la fecundidad de la unión de las dos familias", asà como reforzar los valores del deber familiar.
Tal y como aparece en numerosos escritos medievales, asà como en la historia de Nastagio y en otras aparecidas en el Decamerón, la situación de la mujer no era para nada favorable. Predominaba la visión de la mujer pecadora, cruel, culpable de la desgracia de los hombres. En este caso, la mujer es la responsable de que el caballero, Anastagi, acabe suicidándose por un amor no correspondido. La mujer que es insensible al amor debe ser castigada e, incluso, tratada como una fiera: que la mujer del relato esté desnuda la equipara a los animales salvajes. Este tratamiento se puede ver claramente en diversas citas de la historia:
«Es una gran cobardÃa por parte de un caballero armado querer matar a
una mujer desnuda y echarle los perros tras ella como si fuera una fiera
salvaje»
«Tan cruel, dura y esquiva se le mostraba la jovencita amada, que tal
vez por su singular belleza o por su nobleza se habÃa vuelto tan altiva y
desdeñosa que ni él ni nada que le gustase le gustaba»
«Nastagio, no te entrometas, deja que los perros y yo hagamos lo que esta
malvada mujer se ha merecido»
una mujer desnuda y echarle los perros tras ella como si fuera una fiera
salvaje»
«Tan cruel, dura y esquiva se le mostraba la jovencita amada, que tal
vez por su singular belleza o por su nobleza se habÃa vuelto tan altiva y
desdeñosa que ni él ni nada que le gustase le gustaba»
«Nastagio, no te entrometas, deja que los perros y yo hagamos lo que esta
malvada mujer se ha merecido»
Por otra parte, Boccaccio establece una analogÃa entre dos de los protagonistas: Nastagio y Anastagio. Los dos, con unos nombres muy parecidos, han sido rechazados por una mujer; una mujer que siente la necesidad de no entregarse sexualmente a aquél que la requiere de amores. Poseen la misma condición social y provienen de la misma ciudad. La diferencia es que Anastagi, al no poder persuadir a la dama, acaba llevando a término el suicidio; Nastagio lo descarta. Como consecuencia, se han sentenciado sus destinos: el primero, condenado a repetir la brutal escena de cacerÃa -el caballo negro, el vestido negro del caballero y la piel oscura de sus perros remarcan, a modo de sÃmbolo, su procedencia infernal-; y el segundo, feliz por el éxito conseguido tras la visión.
Los sÃmbolos no sólo se reducen a la vestimenta del caballero, sino que también encontramos otros de significativos: que el caballero extirpe el corazón de la dama y lo arroje a los perros es un sÃmbolo de crueldad. En el corazón reside la insensibilidad de la dama; un lugar donde "jamás pudieron entrar ni amor ni piedad". Es aquà donde se ha acumulado todo el menosprecio, donde residen aquellos sentimientos que han herido al caballero. Extirparle el corazón es destruir el origen del mal.
Los pinos simbolizarÃan la inmortalidad y el más allá. Por este motivo, un pinar es el espacio más adecuado para que se produzca una visión que proviene del otro mundo. De hecho, tal y como recogen diversos autores, los viernes de primavera eran la época más propicia para las visiones. Asà aparece en la literatura medieval: la visión era un género muy difundido en esta época; conectaba el mundo terrenal con el mundo sobrenatural en forma de imagen irreal o fantástica. AquÃ, la visión, propiciada por la actitud melancólica de Nastagio, parece una escena real; un episodio que no parece surgido de la imaginación de Nastagio, sino que su escenificación lo convierte en un hecho verosÃmil, creÃble ante los ojos de todos los que están presentes, ejerciendo en ellos una gran influencia -la visión se convierte en eficaz, tanto para las mujeres que la presencian como por las que leerÃan el relato-. Boccaccio busca la veracidad y la realidad, no sólo en este caso, sino también en el paisaje, en el nombre de las familias -todas las que aparecen habÃan existido realmente- o en la actitud de los comensales en el banquete del pinar.
Sandro Botticelli: las pinturas de Nastagio degli OnestiLos cuadros pintados por Botticelli fueron encargados por Antonio Pucci (1418-1484) con la finalidad de conmemorar el enlace -celebrado entre finales de 1482 y principios de 1483- de Gianozzo di Antonio Pucci (1460-1497) y Lucrezia di Piero di Giovanni Bini (1467-1494), pertenecientes a dos prestigiosas familias florentinas: los Pucci y los Bini. Parece ser que el intermediario -mezzano, en italiano- de la boda entre las dos familias fue Lorenzo de Médicis (1449-1492), más conocido como Lorenzo il MagnÃfico, hijo de Piero de Médicis, prestigioso gobernante de la República florentina, poeta, filósofo, diplomático y gran mecenas de las artes.
Estas pinturas tenÃan que decorar la spalliera de una de las habitaciones del Palazzo Pucci, en concreto, la cámara nupcial de la pareja. Spalliera es una palabra italiana para designar la cabecera de la cama. El término se utilizó originalmente para describir una pieza de mobiliario pintado, muy frecuente en la Italia del Renacimiento y, sobre todo, en la Toscana del siglo XV. Por la forma y la medida de las pinturas de Botticelli, es probable que se pintaran para decorar las paredes de la estancia matrimonial y no para los cassone nupciales. Los cassone eran unos arcones, normalmente de madera, decorados con pinturas. Todos los aristócratas italianos de esa época poseÃan uno, pues era una de las piezas de mobiliario más importantes. Se regalaban a los novios durante su enlace y se colocaban en su habitación para guardar diversos bienes personales. Era natural, entonces, que la decoración de estas cassone conmemorase el matrimonio y sus deberes.
La ornamentación de una spalliera era un encargo menor, aunque a menudo estaban decoradas por los mejores pintores del momento: a principios de 1483, año en que fueron pintadas estas tablas, Botticelli ya era un pintor de prestigio -recordad que en este momento de máxima actividad, el pintor realizó obras tan famosas como "Palas y el Centauro" y "La Primavera"-. Parece probable que tuviera poco tiempo para realizar esta serie de cuadros, necesitando asà la ayuda de colaboradores o de miembros de su taller. Sorprende también que Botticelli aceptara el encargo de una serie de pinturas para una spalliera, teniendo en cuenta el apogeo de su carrera y la calidad de género menor de este tipo de pintura. Según Gabriele Finaldi y Carmen Garrido, ésto se explicarÃa por "la especial relación entre el pintor y las familias Medici y Pucci".
A partir de 1880 se puso en duda su autorÃa -la atribución de las obras ha sido ampliamente discutida por la crÃtica-: la participación de Botticelli en estas spalliere serÃa parcial. Se dice que diseñó la composición de las tablas y la ejecución de diversas figuras -como el Nastagio pensativo del primer cuadro-, pero la colaboración pictórica de Bartolomeo di Giovanni (1466-1524) en el primer y en el tercer cuadro; y de Jacopo del Sellaio (1441-1493) en el segundo y en el cuarto es evidente. Los dos pintores se relacionaban con el taller de Domenico Ghirlandaio (1449-1494) y estaban especializados, precisamente, en pintura de cassoni y spalliere. El debate sobre la atribución de esta serie se ha centrado en el análisis estilÃstico de la pintura: este análisis nos muestra las diferencias de ejecución pictórica entre las cuatro pinturas. Por ejemplo, el paisaje y los árboles, que aparecen en todos los cuadros, están pintados de formas diferentes, lo que hace pensar que ha intervenido más de una mano en la ejecución de esta serie. También las figuras del primer y del tercer cuadro parecen tener unos contornos más definidos que los del segundo, donde las pinceladas son más sueltas y densas. Es precisamente en este segundo cuadro, en las figuras y en los animales, donde debemos buscar la ejecución de Botticelli: las caras de Nastagio y de Guido se parecen mucho a las cabezas de la "Adoración del Lama" (1475) y de la "Adoración de los Reyes Magos" (1478), obras autógrafas del maestro italiano. Botticelli desarrolló un estilo muy personal, caracterizado por la elegancia del trazo, por la nitidez cromática, por la fuerza expresiva de las lÃneas y por la delicadeza de los rostros. En su estilo se nota la influencia de su maestro y contemporáneo, Filippo Lippi (1457-1504), y de ciertos elementos góticos, como la ornamentación y la gracia femenina.
La atribución de Bartolomeo di Giovanni en el tercer cuadro parece clara si nos fijamos en el estudio radiográfico de esta pintura: el análisis por infrarrojos dejaba ver el dibujo subyacente. El dibujo, de carácter grácil, de trazo nÃtido y elegante, dejaba entrever diversos cambios que se habÃan producido en el resultado final: la mano izquierda de la hija de Paolo Traversari estaba dibujada más alzada que en la forma pintada; la cara de Nastagio tenÃa dos perfiles dibujados; y la mujer desnuda giraba la cabeza, observando al perro negro que la estaba mordiendo. La escena de la derecha de la composición, donde aparece Nastagio con una criada y cuatro figuras, es la que sufrió más modificaciones: las caras dibujadas no se correspondÃan con el estilo de las cabezas pintadas; las primeras se vinculan estilÃsticamente a los dibujos que Botticelli realizó para ilustrar "La Divina Comedia", de Dante Alighieri; en cambio, las segundas poseen una tipologÃa claramente atribuible a Bartolomeo di Giovanni, asà como el paisaje, "más ghirlandaiesco que botticelliano es también tÃpico de Bartolomeo". Podemos concluir, asà pues, que la idealización y el dibujo subyacente corresponden a Botticelli, pero que la ejecución pictórica de este tercer cuadro la realizó Bartolomeo di Giovanni.
6 comentarios:
Cada vez que voy al Prado, y desde hace mucho tiempo (antes incluso de conocer la historia narrada) estas 3 pequeñas maravillas (falta la cuarta tabla, en manos privadas)atraÃan mi atención poderosamente, en una sensación de dulce desasosiego o de belleza trágica. El caso es que siempre que voy rindo visita a la serie del gran Sandro (Y colaboradores, desde hoy). Me pasa lo mismo con "El Descendimiento" de Van Der Weyden. Tremendo post... Felicidades!
Aún falta un tercer post para completar el análisis, jeje :) Es parte de un trabajo que he hecho recientemente. No lo pongo todo, porque me parece que se harÃa demasiado denso.
Me alegro de haberte aportado más información sobre estos cuadros. Concuerdo contigo con el de Van Der Weyden; a mà me parece espectacular. Creo que fue uno de los cuadros que más me impresionaron del Prado. Cada vez que pienso en mi visita a este museo, me viene a la mente esta pintura, y también el de "La Anunciación" de Fra Angelico.
¡Muchas gracias!
Qué hermoso.
Estoy investigando para mi tesis de teatro y este cuento de Bocaccio resultó maravilloso, la serie de Botticelli, increÃbles, y la verdad es que me están sirviendo de mucho.
Gracias!
Me alegro mucho de que te hayan servido para algo, Meliquina. Espero que vaya muy bien esa tesis de teatro :)
¡Bienvenida!
"Los cuadros pintados por Botticelli fueron encargados por Antonio Pucci (1418-1848)" ¿vivió 430 años? jajaja
Siempre se escapa algo. Está trilogÃa de entradas me han resultado muy interesantes.
Jeje, no me habÃa dado cuenta. Me lié con los números. Ya está cambiado. ¡Gracias por el aviso!
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